CARA DE TONTO.

EL CÁCERES CAE 96-98 ANTE TENERIFE, TRAS DOS PRÓRROGAS.

J. Antonio Bola González.

Cáceres...........................

CACERES 2016: Tomás Bellas (12), Lucio Angulo (14), Chus Poves (4), Diego Guaita (22), Juan Sanguino (9) --cinco inicial-- Rod Brown (14), Dan Cage (5), Miguel Guillén (0), Víctor Lajas (2), Mantas Ruikis (14).

TENERIFE RURAL: Adrián Boccia (14), Pat Carroll (20), Iván Rodríguez (13), Lamont Hamilton (16), Christian Maraker (12) --cinco inicial-- Julio González (11), Edu Sánchez (1), Alex Wachsmann (5), José Angel Antelo (6).

ARBITROS: Terreros y Carpallo.
MARCADOR POR CUARTOS: 21-16, 45-30, 65-55, 79-79 (final), 89-89 (primera prórroga) y 96-98 (segunda prórroga).

Suele quedarte cara de tonto. Pasa cuando un cúmulo de circunstancias te hace sentirte perdedor y todo parece estar de tu parte. El Cáceres, ese equipo creciente en las adversidades, siente eso en sus carnes, esta noche.
Pareciera ser su partido, ese que tanto lleva buscando, desde que tantas cosas como le están aconteciendo en este final de temporada, le salen al paso.
Lamentablemente, el deporte deja sin premio a la justicia en muchas ocasiones. Sin distinto modo, el conjunto cacereño, se halló, en una estación mas de su vía crucis particular, ese por el que pasea de un tiempo a esta parte.

No era sencilla la tarea. Aparcado Moss, lo poco que tiene el equipo de Piti no tenía más que batirse en doblez para intentar el asalto al Tenerife, un equipo que tampoco demostrara ser tanto como sus atributos cuentan.
El entrenador de la ciudad patrimonio, ante sus carencias obligadas, no pudiera más que jugar esas tretas de las que tanto uso está dando. Y casi lo consigue, porque posee la confianza que una fe le aporta. Esa fe que le hace renegar se la “mala suerte”, obligando a sus jugadores a sentarse lejos del estado de mera victima.
El Cáceres miró a los ojos al contrario desde el salto inicial. Su éxito dependía de ello y todo el equipo lo tenía entendido. Pero el final del partido se les hizo extenso y a pesar de moverse con holgura en el luminoso, con distancias largas en tramos del choque, el fondo llega donde llega. Añadiera el destino la mala suerte y opciones que el mero cansancio hacen ser equivocadas, para otorgar privilegio a un Tenerife soso, de entrar en la disputa final de dos prorrogas, en las que la lotería de cualquier jugada puede ser determinante. Son esos pequeños detalles que te dan o quitan, la gloria otorgada por el laurel de la victoria.

Jugó el Cáceres casi cuarenta minutos de partido por delante en el marcador, viviendo distancias de cierta tranquilidad, si ello existe en este deporte, que le marcaban la senda de una merecida victoria. El primer cuarto, entre las vicisitudes del toma tu y voy yo del inicio, otorgó la primea ventaja seria justo al final del tajo. 22-16.
La fuerte defensa cacereña, excesivamente castigada por el silbato, daba frutos y la distancia se alargaba en los segundos diez minutos. Vuelta de Angulo al ruedo en ese falso cuatro que Piti envenena a falta de más. Guaita desairando a todo lo alto que se le pone en medio y el juego exterior, cuando las piernas aun responde, flota en rapidez y desconcierta, en este caso, a una defensa tinerfeña que viera como la distancia en mas diez , comenzaba a tener nombre, el del Cáceres. A escaso minuto del final de los primeros veinte, 40-29 de color local y esperanza en una grada que deja sentir todo lo que posee. La caseta recibiera con sabor ganador a los cacereños en un parcial vigoroso, (23-15), y un guarismo medio de 45-31.

¿Fuera todo tan sencillo?. Para nada. La audiencia del multiusos, teme el tercer cuarto local. Es como ese desierto que si lo pasas, tienes enteros de salvación. Incluso eso salvaría esta noche el 2016. A todo lo que proponía el Teneife, la respuesta era la correcta y la diferencia no bajada de las dos cifras. Se viera por entonces un 57-41 en el minuto veintiséis. Lastima ahora. Porque en realidad a pesar de todo el empuje canario estaba por llegar. Pero hubiera confianza en salvaguardar la distancia.

Ingresó el combate con distancia de diez en los finales minutos de la cuarta porción de tiempo, 65-55.
Carroll, ese que sustituyera al fugado Barbour, portento elevado de la categoría mientras durara, salvaguardó la anotación de su equipo. Los nueve puntos primeros del cuarto balear, fueron suyos. A pesar de ello, los de Hurtado aguantaron el empuje casi final. A 4.45, aun existía distancia de diez. Pero ahí comenzó la estación penitencial mencionada. El aliento de Tenerife soplaba en el cogote local y la distancia bailó hasta la penúltima posesión del tiempo real. A escasa una posesión cacereña, Chus Poves jugo la baza de un tiro en la peor de las noches para hacerlo, terminó el cacereño en mala perspectiva de acierto, un 0/8 de tiros de tres y un 0,9% en tiros de campo. Por entonces 79-77 y posesión canaria que terminase en la igualdad de los cuarenta minutos.

Mas mermado, y con todo lo ganado a jugarse en tiempo extra, afrontó el Cáceres el reto. Ahí ya juega la suerte y la cabeza esta todo menos fría, por no escribir de los músculos. Con mas rotación visitante, era complicado. Así y todo, otro agónico final invitara a otra ronda diez puntos mas allá para ambos combatientes. 89-89 y mas cielo que ganar.
Para entonces nadie se acordaba de la distancia perdida. Solo valiera terminar por encima en los cinco minutos restantes.
En ellos, entró Tenerife tocado, y sus primeros tres ataques fueron fracaso, ahí no aprovecho Cáceres el titubeo y comenzó a sentirse por debajo. La cancha, dictaba sentencia ajustada, y la dinámica estaba ahora en el bando oceánico. Jugar a corazón abierto tiene dos vertientes. El último envite calló en manos de Cage, que estrenara tanteo en el Multiusos pero mucho antes de esta jugada. Dos oportunidades como moneda al viento a escaso aliento del bocinazo, fueron agua. Incluso Sanguino había dejado en el banco la mascara. Panadero de paisano era una garganta más. Pero...
Es lo que posee este deporte. Cincuenta minutos se resumen en un sencillo susurro que deja el marcador en 96-98 y todo cuanto se ha gritado no sirve casi de nada. El casi es lo que cuenta.
No supo o no pudo amortizar el Cáceres todo cuando sembrara, eso hace que, para el futuro, solo cuente el resultado, ese que ahora aleja un poco mas el Play, esa meta que parece mover la perspectiva. Esta noche, tocaba regresar a casa entre la lluvia y con cara de tonto.

SALA DE PRENSA: ( El Periódico Extremadura).

Manuel Hurtado, entrenador del Cáceres 2016, indicó tras el encuentro que a su equipo "no se le puede pedir más" después de pelear hasta el final por la victoria. En su argumentación, aludió a que "esto es un juego" y a que "ha habido opciones de ganar en varias ocasiones, pero no ha podido ser". "Cuando te falta la gasolina, no se piensa igual en los minutos finales y las cosas no siempre salen como quieres", agregó. También aludió a que "la única pena que da haber perdido es no haber podido dedicar la victoria a la gente, que ha estado fantástica apoyándonos durante todo el encuentro". También mostró su satisfacción porque hubo tres cacereños en la cancha, Juan Sanguino, Miguel Guillén y Víctor Lajas.
Rafa Sanz, entrenador del Tenerife Rural, halagó la lucha del Cáceres 2016 y criticó la actitud de su equipo durante la primera parte. "Nos costó mucho remontar. Quizás el Cáceres mereció ganar", resumió.