martes, 15 de diciembre de 2009

SOLO UNA POSESIÓN.

¿ Cuento de Navidad?.
Llegó temprano, mas que ningún día, aparcó su coche justo donde lo hacia todas las tardes. En la zona de los jugadores, aun no había ningún vehiculo, ninguno de sus compañeros había llegado. Hacia frió. Se subió la cremallera de su anorag y se encamino a la puerta de acceso a los vestuarios. No sentía nada especial esta vez. El nuevo entrenador, parecía no contar con él y, a pesar de tener en mente participar aunque fuera unos minutos, sabia que la cosa se le estaba complicando por momentos.

A su llegada a la ciudad, tenia todas las ilusiones puestas en la oportunidad que se le presentaba. Era un equipo amplio, con historia, preparado para ganar, para hacer algo grande en la temporada. El baloncesto asumía toda su vida y ahora tenia una gran oportunidad. Además, el reto era mayor porque el técnico, lo haría jugar en un puesto en el que había jugado hacia tiempo, pero que nunca tenía explotado.
Luego la cosa se fue complicando, no pasaron muchas semanas sin que los problemas y los malos resultados comenzaran a enmarañar todo. Se intentó reponer junto al equipo, intentaron hacer piña, pero no funcionó bien. El ambiente era tenso, sobre todo cuando el equipo jugaba en casa.
De la noche a la mañana se despidió al entrenador, ese que lo hubiera traído y con él se llevó, al parecer, todas sus expectativas.
El mister recién llegado, era diferente, totalmente opuesto en manera y forma. Desde el principio, supo que le seria complicado entrar. Todos sus compañeros compartían la idea, de lo tradicional como norma del recién llegado.

El primer partido de la “nueva era”, fue el comienzo, no llegó a quitarse el pantalón del chándal. A pesar de todo, no menguó su optimismo. Seguiría entrenando con la misma fuerza y con mas intensidad. Tenia que ganarse su confianza. Seguro que se trataba de eso.
Erró en su idea. ganó unos minutos en los partidos consecutivos, pero eran movimientos insignificantes, tan solo para copar descanso de los bases titulares. Tenia dos por delante. Cada vez se sentía mas en la esquina del banquillo.

Aquella tarde, antes de irse al vestuario se asomo al recinto de juego. Aun no estaban encendidas todas las luces. La madera del suelo, aun no brillaba con ese esplendor que tanto engancha al jugador. Una ola de tristeza le invadía por instantes. Las semanas estaban siendo duras y a pesar del esfuerzo, no percibía posibilidades. La grada, vacía, se le antojó una especie de cueva, oscura, fría y silenciosa. Decidió irse al vestuario, cuanto antes se pasase el mal trago mejor.
Una vez listo para el partido. Ya con sus compañeros , saltó a la pista.
El mismo calentamiento, los mismos gritos de animo, la charla del entrenador, la rueda y los tiros de rigor, antes de ser presentado entre el tumulto de la gente que ya poblaba la iluminada bancada.
Luego, el partido trajo mas de lo mismo. Durante todo el rato, calentó todo lo que pudo para, llegado el momento, estar preparado. No sucedió. Animó lo que pudo a sus compañeros en la trabajada victoria, pero volvió a quitarse la camiseta sin estar sudada.

Con el mismo resquemor cargado en el bolso que colgaba de su hombro, abandono el vestuario camino del aparcamiento. No pudo evitar una mirada final al la cancha, otra vez oscura.
Le esperaba otra dura semana. Le aguardaba otro triste fin de semana, otras largas horas colgado de internet y el consuelo de los suyos que la red le aportaba. El todo y la nada de un profesional.



Romualdo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno también Romualdo, genial, el Bola se rodea de grandes personas.

Taburete dijo...

Creo que has hecho una descripción muy buena de Pavel, por que estos días de atrás he leido algo sobre el.
Espero que por la cuenta que le tiene cambie y nos de buenos momentos en la pista. Dicen que como persona y compañero es estupendo.