AL FILO DE LA CANASTA.

Podemos.

Después de saborear a conciencia la épica hazaña del pasado domingo, resulta obligado volver a la exigente concentración de esta leb oro, para afrontar el próximo partido sin presiones añadidas. Las circunstancias que rodean este encuentro pueden ejercer como cepo opresor a caballeros de alta alcurnia que militan en esta cruzada, o quizás, porque no, actúe de revulsivo en ellos mismos dada la intensidad del choque. Sea de una forma u otra, todas las murallas parecen bajas en el afán de parar a la que dicen llamarse “la marea roja”, pero todo es posible en el parquet de una cancha, demostrado quedó en el pabellón del Sant Joseph de Girona y es que los equipos los forman seres humanos, personas con una mente poderosa, donde ni siquiera dos técnicas consiguieron mermar las cualidades de nuestros protagonistas.

Victorias que pasan a formar parte de la historia de este club, lástima que no se hayan producido en nuestro propio feudo para delirio de su afición, pegada al monitor y escuchando la radio desde la distancia, pero eso aún la hace más grande. Ahora toca mirar hacia delante, el del próximo viernes no es un partido cualquiera, es EL PARTIDO con mayúsculas, donde cada cual debe demostrarse lo que quiere demostrar a los demás, donde las gradas deben vestir de fiesta, pues pase lo que pase el espectáculo está garantizado. Una victoria a los aragoneses, no sería una victoria cualquiera y poder disfrutar en directo ese avatar compensaría con creces no haber podido estar en Cataluña.

Poder perder el partido, no quiero planteármelo siquiera, aún cuando este hecho, para muchos puede contar con su porcentaje, no es el caso de este guardián, en el convencimiento de contar con las buenas vibraciones que emite el conjunto, pues ya añoraba el hecho de intuir que nuestros hombres comienzan a caminar creyendo en ellos mismos, disfrutando de una mentalidad ganadora. No voy a ser yo el que piense ahora en otra cosa.




Guardián de la Torre.