martes, 9 de febrero de 2010

AL FILO DE LA CANASTA


CARTA AL ENEMIGO


En virtud de lo que nos atañe, me es de obligada ejecución el presente escrito, para poner en conocimiento de las fuerzas enemigas, sin otro motivo ni estrategia más que hacerles participes del futuro que se avecina, a quien tenga la osadía de medirse en batalla por la conquista de los colores que representan a nuestra fortificada ciudad, hago saber que han de estar preparados desde su primer pensamiento para afrontar la derrota contundente de sus insensatos guerreros, pues no solamente obedecemos a la orden defensiva de nuestra plaza, sino que también ambicionamos conquistas en tierras lejanas, alimentados por la doctrina que nuestro lugarteniente vallisoletano ha inculcado a nuestras invencibles tropas, alertamos a los que aun quedan pendiente de contienda con esta misiva.

Ruego a vuestras mercedes que enjuicien sus decisiones, pues mucho y bueno ha de ser su trabajo para derrotar a hombres entrenados en cuerpo y alma para la victoria, dotados de una mentalidad preparada para el sufrimiento, instruidos para rematar al enemigo sin prisioneros ni heridos, resabiados de su pasado, no están dispuestos a coser mas heridas producidas por las añejas derrotas. Es la hora de revalidar lo aprendido, de ejecutar con precisión las enseñanzas de la pizarra, de hermanar los objetivos para recibir los réditos del esfuerzo y en eso estamos, que el que avisa no es traidor.

Por si alguien tuviera dudas de lo que en este manuscrito se dicta, no tiene más que leer los noticiarios pasados, con titulares como este: (El Periódico de Aragón) – “La pobreza del viajero”, cuando el titular debiera haber sido “La grandeza del enemigo” y conste que no vendemos la piel, antes de cazar el oso, nosotros somos el oso. La vista se fija en el horizonte, donde los sueños se hacen realidad y el triunfo forma parte del destino.

Escrito queda, luego que nadie se de por desinformado, quien piense que pecamos de endiosamiento, que abusamos de prepotencia, o que adolecemos del mal de altura, está muy equivocado, nunca la razón estuvo tan cerca de nuestro lado. Para quien pueda dudarlo y acepte el reto, estaremos esperando en el campo de batalla, para aniquilar a quien se atreva o por el contrario morir matando.


Guardián de la Torre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno como siempre guardián, es gustoso leer a vuestra merced.