martes, 23 de febrero de 2010

AL FILO DE LA CANASTA.

Cosas del clima

Cuando pensábamos que habíamos encontrado el camino de la reconciliación con la victoria, chocamos de frente contra los elementos y volvemos a presentar signos de debilidad en tierras lejanas. Descalabro que desdibuja el porte de nuestra plantilla para disgusto de todos, especialmente D. Gustavo, al que pude ver bostezando, aburrido de intentar todo, para no conseguir casi nada. Mientras los malagueños se daban un baño de quitapenas en la cancha, fuera de los extramuros del Torre de Benagalbon se desplomaba el cielo, chuzo que salpicó a los nuestros congelando su defensa y ahogando el ataque. Para humor, el de los malacitanos, que indultaron de la lluvia a un estilizado borrico y lo metieron arropado con sus colores dentro del pabellón. No crean Vds. que no lo he pensado, si bien el asno era andaluz, ¿a quien le pusieron las orejas de burro?, con todo me huele a hechicería, pues el guardián del rocín no dudaba en besar su hocico, parecióme un acto demasiado meloso entre hombre y bestia, por eso pienso que una de dos, el penco era mágico o por el contrario era burra, por eso he pensado, que no sería malo invocar el espíritu animal, ya saben, sacar la raza, si no podemos ser tozudos como un burro, nos hacemos bravo como un león, ese que reza erguido en el escudo de la plaza.

Solo me queda pensar que después de la tormenta viene la calma, apeados de un plumazo de puestos de nobleza, apuesto convencido por una situación transitoria, las últimas derrotas serán el revulsivo que nos lanzara de nuevo al estatus merecido. Mientras tanto me conformaré leyendo la ocurrente pluma de nuestro gran capitán, D. Lucio que esta semana ha tenido a bien dedicar en las páginas del club un homenaje a las peñas, titulado “Val-de-peñas”, no duden en deleitarse con su talento y suspicacia, algo que sabe hacer estupenda y regularmente dentro de la cancha.

Ahora ruego a vuestras mercedes que me perdonen, he de vaciar los cacharros que tengo repartidos por esta vieja torre para recoger el chorreo de las goteras, tarea que se me antoja necesaria para no hacer aguas. De vez en cuando salgo al baluarte para ver como sigue el tiempo, pero nada, de momento no tiene pinta de escampar y todos mis pendones empapados, lacios como un ajo, quedan deslucidos tan mojados, se apagan los bordados de oro que necesitan la luz para emitir su resplandor. ¡Ay Dios mío!, ¿Cuándo veremos el sol?

Guardián de la Torre.

2 comentarios:

Taburete dijo...

Muy buena entrada Guardián.
Pero no hay que preocuparse mucho por el resultado, pues como vimos el domingo en la final de la copa del Rey, esto de los malos resultados le pasa tambíen a los mejores equipos.
El próximo viernes tendremos que luchar mucho para volver a cambiar la mala racha de los últimos partidos.
¡Aupa el Cáceres!

Alex dijo...

Me gustaría encontrar para mañana un león y poder llevarlo al pabellón a ver si los nuestros se animan y meten canastas, pero creo que será un poco imposible encontrarlo y si así fuera no creo me dejaran pasar con semejante bicho, pero lo que si haré es llevar uno de peluche de mi hija y le besaré los morros si con ello consigo que el Cáceres gane pues mañana también será un partido dificil.
Felicidades Guardián.