martes, 14 de abril de 2009

AL FILO DE LA CANASTA.



ÉPICAS.



Se ha escrito, a lo largo de la historia, gran cantidad de leyendas, de cuentos y de cantares sobre heroicas en los ejércitos. En mi torre, he estado mirando tomos llenos de polvo de siglos pasados en los que caballeros, escasos de medios, ganaban batallas y rendían pleitesía a quienes representaban en el campo de guerra.
Atraigo a este punto la atención de sus mercedes para, si entre los que leen esta humilde columna, se hallase en virtud de escribiente, alguien que pudiera dejar constancia de, este singular final de campaña que atraviesa nuestro Cáceres 2016. De ser tan buena la suerte, seguro que se pudiera dejar huella de tan rocambolesca obra en la que se ha visto sumido el ejercito dirigido por Don Manuel Hurtado, para con su fin, que por otro lado, digan lo que digan y tratándose de guerreros a sueldo por su honor y la victoria, no dejan mas opción que la gloria.

Leo noticias, mañana si y siguiente en la misma onda, sobre problemas en cuanto a las economías de ejércitos parecidos al nuestro. Son estos tiempos en los que las bolsas comienzan a ceñirse a su fondo, época, en la que los sueldos de guerreros comienzan a estar en peligro. En nuestro ejercito, alejado de tales comentarios, solo se opina de las deserciones y bajas que la campaña, sosa, amplia en traspiés nos depara semana a semana. Los que nos ceñimos a los partes de guerra, miramos desde nuestra torre, las noticias que el guerreo nos deja. A cada lance, reviven para la causa paladines que emplazan a la esperanza dentro incluso de la derrota. Esta semana, entre penitencias y cirios, Diego Guaita, hizo valer su sueldo para tapar la desdicha de un daño causado desde la desgracia, al caballero Sanguino, ese que tomara el estandarte en anterior desafío.
No resto importancia al valor del resto de las huestes cacereñas, pero me permito pararme en la escasa aportación de quienes, alejados en el abismo de lo imposible, el pueblo llano, ha dado como malogrados para el servicio y enganchado a su pase sin gloria para la historia cacereña, viven dentro de la esperanza de verlos encestar en algo mas que desesperanza..

Suelo comentar con un guardián alejado de nuestro propósito, los movimientos de este nuestro ejercito. Este sujeto, me ha hecho llegar una misiva en la que me implora final a tanto mal pie de este año y me advierte que lo peor puede estar por llegar. El alma se me encoge solo de leerlo. Eso si alma fuera de encogerse, que nunca se sabe.
Prefiero prestar poca atención a tanto mal fario y me refugio en la lectura de grandes hazañas de ejércitos en merma. Eso no hace si no, insuflar gallardía.



GUARDIÁN DE LA TORRE.

1 comentario:

Andrés dijo...

Una vez mas SOBRESALIENTE, guardián.