miércoles, 3 de febrero de 2010

AL FILO DE LA CANASTA.


AMBICION.

Independientemente de lo que pudiera ocurrir en un futuro, demostrado queda que este Cáceres busca la dotación suficiente para cabalgar en lo alto de la ola. Ya lo dice el refranero español: “A rey muerto, rey puesto”, vaya semanitas, unos vienen y otros van, pero últimamente atamos incluso a los que no están bien atados, por si acaso alguien decide aquello de… he venido, pero lo siento mucho que me tengo que marchar, ¡ya me entienden!, es lo que tiene ser poseedor de aspiraciones, se mueven los palillos que se tengan que mover, incluso los que no se dejan, claro que todo tiene su inconveniente, con tanto cambio, nuestros hombres tienen que esforzarse de continuo en un afán de engranar perfectamente la maquinaria, como todo, el tiempo dirá si este maremágnum vale la pena. Recuerdo con escalofríos una decisión que tomó mi jefe para cubrir una plaza de ayudante de guardián, después de adiestrar a cinco aspirantes, uno detrás de otro, con intervalos de tres meses cada uno, repitiendo y repitiendo las mismas técnicas, enseñando las mismas labores, encariñándome con el que a buen seguro pudiera aliviar mi carga de trabajo, enajenando mi tiempo inútilmente a pupilos estériles de ambición, sin pensarlo y de un plumazo, los ponía el patrón de patitas en la calle, alegando falta de entusiasmo para ejercer con sobriedad la totalidad de las funciones que les eran encomendadas y aquí me tienen, solo y desasistido en mis obligaciones, porque las cosas de ahora ya no son como las de antes, no piensen vuestras mercedes que ninguno de ellos se traumatizó por no conseguir la plaza, al contrario, se jactaban diciendo que de menuda se libraban, este oficio es de mucho sacrificio y dedicación, ahora prefieren ocupaciones con desarraigo, sin compromisos, impera el antagonismo laboral frente al egoísmo sabático, que resulta muy cansado eso de tener aspiraciones, ser comprometidos y ambicionar objetivos de alto nivel, pero no desfallezco, algún día llegará quien se identifique con estas labores, pues dudo que pueda aguantar hasta los sesenta y siete por imperativo legal ejerciendo tan dura profesión, pero si me lo pidieran, contagiado por la ilusión que irradia este equipo, podría durar tantos años como mi colega el guardián del Santo Grial.

Bienvenido Sr. Bercins, aún cuando su futuro en nuestra ciudad de momento es transitorio, es mi deber confeccionar su estandarte para que luzca junto al resto de sus compañeros ondeando al viento, ojalá que sean muchas las ocasiones en las que este distintivo corone lo más alto de la torre.



Guardián de la Torre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

una entrada buenisima. Muy buena. Gracias

Alex dijo...

Es super entretenido leerte Guardián, además lo haces tan bien que parece que estuvieramos en otra época.

Taburete dijo...

Ten cuidado Guardián, que con esto de la crisis están peligrando muchos puestos de trabajo y te puede tocar tambíen a ti como a esos aspirantes que has comentado que tu jefe descartaba, ten en cuenta que "Torres" más altas han caido.
Un abrazo y que sigas colocando estandartes hasta los 67 años o hasta que a ZP le salga de los cojones.