SOLO UNA POSESIÓN.

CUENTAS.

El problema de quedarte a un suspiro de ganar, es, simplemente perder. La vida misma que se cuenta. Lo cierto, es que en factores deportivos, se dibuja, en muchas ocasiones, la recta que divide la victoria de la derrota, con un lápiz de punta tan estrecha, tanto que, en oportunidades produce dolor en los ojos mirarla.

Cuentan los cronistas, esos notarios de lo sucedido, que, en Mallorca, el dibujo que separara el veredicto al final del partido, lo pintaron fuerzas casi externas en una última acción de Cherry, donde el base cacereño, con seis escasos segundos, un suspiro, apretara la zona local para buscar al menos una falta, si no, la canasta.

Reclamada la infracción como arrebato final, los jueces del dilema, apartaron la mirada.

Habitó en la mañana domingo-balear el Cáceres, en diferencias de pocas angustias durante un rato largo del partido. Apretado los machos mallorquines, el duelo se prensó para determinar el resultado en su exhalación.

Esta ocasión cruz. La que lleva marcando los viajes de Cáceres desde hace un mes. Pero como no levantarse, es de necios, no requiere mas que esperar el siguiente reto. Este se llama Burgos.

Mentirse, es no reconocer que mucha de la culpa de estar en puestos de play-offs, pasan por vencer a los burgaleses. Una pelea más para reivindicar el verdadero sentido de un año raro, pero real.

Los burgaleses, serían el único equipo que habita por encima en la tabla con los que resta pelear. Por ello el calendario, mirado desde esta fecha, es benigno para estacionar en la jornada 34 en puestos mas altos. El noveno, mantiene peligro.

La reciente visita a Mallorca, al menos, deja mejores sensaciones que las salidas anteriores. Aunque el beneficio hubiera sido el mismo, los medios cambiaron.

Hubo, en la historia de esta competición, conjuntos que sacaron un provecho prometedor, a sus rectas finales. El Cáceres tiene opciones a ello. La apretadura final puede ocasionar una apasionante eliminatoria por un ascenso que aunque, para muchos no es mas que una utopía, para otros, encara la realidad de porque se compite.

ROMUALDO.