PODEROSO CABALLERO.
La salsa de todo deporte es su público. Por un momento, mirando el partido de ayer en Vigo, me imaginé el Multiusos deshabitado, con la escasez de ojos que miraron el encuentro contra los gallegos. Inmensa tristeza.
Los medios gallegos, resaltan que ni siquiera quienes mandan en el club aparecieron para dar la cara. Eso lo hace mas vergonzoso.
El Baloncesto que emite la Leb Oro, es una competición exigente. Oferta jugadores de muy buena calidad a un precio alto y ocasiona, no siempre, unos beneficios que son escasos. En tiempos como los que vivimos, se acentúa tan desesperante teoría. No llego a entender, que un profesional pueda estar trabajando cinco meses sin cobrar por su trabajo, mientras tiene que saltar al parquet para competir a lo grande, debe cuidarse como jugador y se obliga a seguir ejerciendo de eso, de profesional.
Supongo que, en el caso de Vigo, los trabajadores, o sea los jugadores y cuerpo técnico, esperan que alguien de la cara o por el contrario, se haga valer el aval que se deposita en la Federación, antes de comenzar a jugar cada temporada. No hay más.
A pesar de la distancia, a uno se le abren las carnes solo de buscar similitudes metafóricas. Vamos, que pueda ocurrir lo mismo por estas tierras.
Como me consta que, son jornadas de descanso que algunos mezclan con reflexiones profundas, por aquello de la fe, no intenciono con esto amargar tales momentos con semejante mala baba. Creo dar por bueno el tropiezo que ya vivimos en nuestra ciudad y como tal, tanto como podamos haber aprendido.
Por otro lado, me preocupa en exceso, lo mismo que a muchos, el hecho de no saber cuanto, como y donde, de los presupuestos que se puedan estar manejando en cuanto a nuestro caso. Se, por el mismo lado, que carecemos de ese posible derecho como ciudadano, que únicamente ejerce el derecho a sentarse cada viernes en el pabellón, previo pago de un abono que únicamente, le da derecho a eso, a ocupar la butaca. Las“empresas “, tal y como se vive este deporte, son privadas, el miedo colectivo.
Romualdo.
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