J. Antonio Bola González .Cáceres............................
Llega Alicante, llega Lucentum, llega “el primero”. Dañado en orgullo, enfadado en estima y tocado en atención, el equipo alicantino, pisa suelo cacereño con una premisa: dragar el Multiusos. Como receta, sofocar su angustiosa racha en perdida, que le aparca, malgastando el ventajoso trecho que le posicionaba con privilegio en zona de campeón.
En Cáceres, los de Hurtado, sin Simien, con Sanguino y la mejoría de activos que la pasada semana en Málaga, achacasen daños, viste el partido en el otra orilla, la del optimismo y el mucho que ganar, ante un rival, al que mirar de tu a tu, tiraniza, con el argumento de haber sacado nota ante rivales ante los que, resbaló su contrincante.
El valor de esos partidos, cobra un significado de magna franquicia, ante el precio al que se está elevando una victoria en el torneo.
Aparece Alicante prendido de su necesidad, amenazados por un Valladolid en alza y mirado en el cogote por un Melilla que, recuperara fuste esperando fracasos. Los jugadores de Quintana, que de seguro, hizo terapia de choque en esta semana, miden el de mañana, como un paso, casi vital, a la hora de poner en orden su dispendio.
La derrota cacereña en Axarquia , perdonada por la entrega ante la adversidad, deja abierto un partido, para mañana, reñido y con la idea de lucha con la máxima paridad por parte de los locales. La pintura, parte coja de Hurtado por la ausencia de Simien, puede ser una traba que salvar. La presencia de Coppenrath y Andriuskevicius necesita de soluciones que barajará Hurtado.
Su homónimo, Quintana, aprieta en los diez partidos que restan y la plaza extremeña seria trofeo con medalla para el objetivo. Emplazado desde pretemporada en un proyecto de ACB, uno de los mejores conjuntos de la Oro, ha jugado con el primer puesto desde hace muchas lunas. Con arqueo de 18-6 en su caja, su virginidad en la derrota le duró hasta la jornada décima, que trajera la primera racha de tres partidos seguidos perdiendo, Tenerife, Valladolid y León.
Remontó Lucentum hasta el siguiente desplazamiento a Canarias, jornada 19ª, pinchando ante La Laguna. De ahí hasta las dos ultimas jornadas donde, otro naufragio en las islas, La Palma, y la dolorosa capitulación ante Rosalía, que propician un encontronazo con elevada temperatura en el Multiusos.
Para Quintana, su equipo tiene que “recuperar su identidad”. Para ello, el técnico se encuentra “convencido de que serán capaces de reaccionar y recuperar los valores que les llevaron a ser líderes destacados de la LEB.”
El cántabro, en unas declaraciones dejadas en la Web de su equipo, dejo claro que, “el hecho de que las dos últimas derrotas hayan coincidido con las lesiones de Pedro Llompart y Carlos Cazorla, al igual que sucediera en la primera vuelta, no es más que una casualidad”, señalando, “que son situaciones diferentes en las que tiene mucho que ver el hecho de la propia competición, teniendo en cuenta que se encuentra en su segunda mitad, parte, en la que resulta más igualada. Como premisa, insistió, en la mejora en defensa, donde han dejado de estar “duros e intensos”.
Cáceres 2016- Alicante, con poco, uno de los mejores partidos que la Oro puede ofertar en este presente, un presente que comienza a tener reflejos del futuro con remates de un cercano pasado.
En Cáceres, los de Hurtado, sin Simien, con Sanguino y la mejoría de activos que la pasada semana en Málaga, achacasen daños, viste el partido en el otra orilla, la del optimismo y el mucho que ganar, ante un rival, al que mirar de tu a tu, tiraniza, con el argumento de haber sacado nota ante rivales ante los que, resbaló su contrincante.
El valor de esos partidos, cobra un significado de magna franquicia, ante el precio al que se está elevando una victoria en el torneo.
Aparece Alicante prendido de su necesidad, amenazados por un Valladolid en alza y mirado en el cogote por un Melilla que, recuperara fuste esperando fracasos. Los jugadores de Quintana, que de seguro, hizo terapia de choque en esta semana, miden el de mañana, como un paso, casi vital, a la hora de poner en orden su dispendio.
La derrota cacereña en Axarquia , perdonada por la entrega ante la adversidad, deja abierto un partido, para mañana, reñido y con la idea de lucha con la máxima paridad por parte de los locales. La pintura, parte coja de Hurtado por la ausencia de Simien, puede ser una traba que salvar. La presencia de Coppenrath y Andriuskevicius necesita de soluciones que barajará Hurtado.
Su homónimo, Quintana, aprieta en los diez partidos que restan y la plaza extremeña seria trofeo con medalla para el objetivo. Emplazado desde pretemporada en un proyecto de ACB, uno de los mejores conjuntos de la Oro, ha jugado con el primer puesto desde hace muchas lunas. Con arqueo de 18-6 en su caja, su virginidad en la derrota le duró hasta la jornada décima, que trajera la primera racha de tres partidos seguidos perdiendo, Tenerife, Valladolid y León.
Remontó Lucentum hasta el siguiente desplazamiento a Canarias, jornada 19ª, pinchando ante La Laguna. De ahí hasta las dos ultimas jornadas donde, otro naufragio en las islas, La Palma, y la dolorosa capitulación ante Rosalía, que propician un encontronazo con elevada temperatura en el Multiusos.
Para Quintana, su equipo tiene que “recuperar su identidad”. Para ello, el técnico se encuentra “convencido de que serán capaces de reaccionar y recuperar los valores que les llevaron a ser líderes destacados de la LEB.”
El cántabro, en unas declaraciones dejadas en la Web de su equipo, dejo claro que, “el hecho de que las dos últimas derrotas hayan coincidido con las lesiones de Pedro Llompart y Carlos Cazorla, al igual que sucediera en la primera vuelta, no es más que una casualidad”, señalando, “que son situaciones diferentes en las que tiene mucho que ver el hecho de la propia competición, teniendo en cuenta que se encuentra en su segunda mitad, parte, en la que resulta más igualada. Como premisa, insistió, en la mejora en defensa, donde han dejado de estar “duros e intensos”.
Cáceres 2016- Alicante, con poco, uno de los mejores partidos que la Oro puede ofertar en este presente, un presente que comienza a tener reflejos del futuro con remates de un cercano pasado.
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